30 de noviembre de 2014
No tiene por qué
No tiene porque estar siempre ahí; quizás sólo necesitas que de vez en cuando, una vez a la semana, el pitido del móvil sea esa persona sabiendo que no se olvida de ti igual que tú no te olvidas de ella.
No tiene porque estar siempre ahí; quizás solo un domingo triste, solitario y lluvioso para ir a perder horas en el cine viendo una película que te haga reír, llorar o sentir.
No tiene porque estar siempre ahí; quizás sólo un sábado junto a ti bailando hasta entrada la madrugada, sentada frente a ti devorando una hamburguesa o haciendo gestos raros, riendo o bebiendo un vodka negro con lima.
No tiene porque estar siempre ahí; quizás sólo cuando tu necesidad de saber cómo está te haga lanzar un tímido Hola y tener una de esas charlas nocturnas que liberan estrés y te hacen sentir mejor cuando apoyas la cabeza en la almohada.
No tiene porque estar siempre ahí; aunque tú continúes pensando de vez en cuando en ella, más de noche que de día, más tumbada que de pie.
No tiene porque estar siempre ahí; pero ojalá lo estuviera.
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Un sentimiento muy profundo, la verdad. Quién no se ha sentido así a veces.
ResponderEliminarPero bueno, la gente que importa está, sobre todo en los momentos en los que de verdad los necesitas.
¡Un besín!