30 de octubre de 2014



Desapareció un amanecer y espere mil noches para verla regresar, para ver su cuerpo envuelto en la capa de tinieblas, pero tan solo aparecieron Pesadillas. Una por cada noche sin ella. 
Y con la luz de la eternidad cosida al exterior de mi corazón atravesé el camino que ya me sabía de memoria una última vez. Escuché con la piel la banda sonora de mi vida, esa triste y melancólica melodía que compuso para mí sentada en aquel trono de cristal azabache.
Allí estaba, de espaldas, cuando mi cuerpo sin alma poso los pies sobre las baldosas blancas de mármol frío. Pase la mano sobre su hombro y le tendí la luz que hacía décadas me había entregado. Se negó a quitármela y susurró sobre mi corazón el nombre de la eternidad.
Aún recuerdo como se levanto del asiento de hueso deteniendo la melodía del piano y deslizo la capucha para dejarse ver, el cabello lacio, negro carbón, cayendo sobre un cuerpo delgado. Cada milímetro de su piel carecía de color, un perfecto tono blanco perlado.
Sus rasgos eran delicados, preciosos, de esos rasgos que una vez que los ves no los olvidas nunca. Tenía los ojos radiantes, llenos de aquello que cargaba sobre sus espaldas, y unos labios negros que reflejaban el horario de su jornada. Totalmente nocturna.
Su nombre era Rebeca, y es comúnmente conocida como La Muerte, el Jinete Negro, la segunda mano de Lucifer. Me quedé con ella y, cuando mi cuerpo no pudo soportar más la luz de la eternidad, me hice oscuridad de imponente presencia, alzó los brazos y arropándome, me dejó morir.





29 de octubre de 2014




Frío. Hola.

Frío. ¿Qué tal?
Frío. Bien, ¿tú?
Frío. Bien. ¿Qué haces?
Frío. Nada, aquí, ¿y tú?
Frío. Igual.

Frío como el hielo. Insípido, insustancial. 
Me siento fría, lejana, distante. 
No puedo, ahora no, todavía no, contigo no.

No es que no sienta, que no me importe, que no reaccione ante tu presencia, es que has derribado mi estado de neutralidad. No me hacías falta. Sentía nostalgia por tenerte cerca, por la rutina nocturna, pero no tenía pesadillas, de hecho, dormía bien sin ti, te había sacado de mi cabeza o, al menos, te había desterrado al plano más interno de esta para no tener que verte si decidía recordar algo relativamente lejano.
Te echaba en falta y me olvidaba de ti a partes iguales, y gracias a eso mi corazón y mi cerebro se mantenían en equilibrio y me mantenían a mi en un punto neutro.

Y cuando volviste no supe reaccionar, no sé reaccionar, no se como tratarte, como hablar contigo, como sentirme ante tu presencia, ante tus palabras alegres que no hacen nada en mi estado anímico. Antes con solo imaginarte sonreír las nubes que amenazaban con levantar tormenta en mi interior se dispersaban, ahora simplemente no siento nada.
Me he vuelto fría con tu lejanía, con la falta del calor que despertabas en mí. Derretías todo ese hielo que tenía dentro. 
Ya no recuerdo como era tener un corazón que latiera rápido porque no estaba cargado de hielo, y sea como sea, no volverá a latir a esa velocidad en mucho tiempo.


       



27 de octubre de 2014



"La maravilla del tabaco"







Y esto es lo que tiene diseño, que pasas el día deslizándote entre las formas básicas de cajas de medicamentos, antibióticos, botes de lácteos, de bebida alcohólica o, como hoy, descubriendo las maravillas de las cajas de tabaco y, la verdad, me apasionan estas cajas. Me parecen preciosas, practicas, llamativas e interesantes, aunque solo sea una caja de metal o de cartón de gramaje alto.
Siento debilidad por el diseño de las cajetillas de tabaco como lo siento por las botellas de bebida alcohólica. Hay verdaderas obras de arte a nivel de diseño en algo tan básico como una caja pequeña o una botella de cristal.
Por ejemplo, la caja de JSP no se abre como las cajetillas normales, se mueve en diagonal y muestra el as de tréboles. Fue una campaña de ediciones limitadas que contenían las cartas principales de cada palo. Además en la parte superior, sobre las letras en dorado y relieve se encuentran las cuatro cartas en abanico. JSP se conoce por sus cajas negras con las letras en dorado, es un tabaco que desapareció hace mucho tiempo.
Otro ejemplo es Vogue, que según tengo entendido se sigue vendiendo y es "tabaco de pijos" al igual que el tabaco de cajetilla es "tabaco de ricos" y el de liar de gente modesta. Vogue tiene cajetillas más bajas y estrechas, en tintas planas combinando con letras en relieve que depende como le de la luz se ve bronce.

#DatoCurioso; El aviso de las autoridades sanitarias se incluyo en las cajetillas de tabaco hace relativamente poco, tres años más o menos. Antes de eso las cajetillas de tabaco no llevaban el aviso y obviamente se veían mucho más bonitas estéticamente.

25 de octubre de 2014





Conozco a un chico. Un muerto viviente.
Un chico alto, escuálido, de miembros delgados, quebradizos. Extremadamente delgado, casi cadavérico.
Un chico pálido, cabizbajo, triste.
Un chico lleno de moratones, de rojeces en los nudillos, de tics nerviosos.
Un chico de sudaderas grandes, de camisetas lisas de las que sobra tela.
Y sus ojos, Dios sus ojos. Se hunden en el cráneo y son como dos pozos sin fondo, dos grandes lagunas de melancolía y desesperación.

Le veo levantarse, coger el folio, ponerse ante la clase, ante los veinticuatro compañeros, y hablar. Hablar. Hablar con una voz de ultratumba, pausada, amarga, monótona. Esa voz que tienen los anuncios que cuando llegan a interrumpir tu programa favorito te hacen cambiar la cadena. Y explica cosas interesantes, es buen chico, tiene una mente grandiosa, pero no tiene alma, no tiene sustancia ni esencia que evite que venga y vuelva solo en el autobús, que se quede en la estación a las nueve y media de la noche porque nadie le diga al conductor "Espera, que ese chico viene con nosotros".


¿Por qué no lo hago yo?
Porque no me había fijado en que existía hasta ayer.

22 de octubre de 2014

Ángeles de Energía — #NeminisTerra

"Aunque se mantiene quieta junto al marco de la puerta su respiración la delata, su pulso acelerado por las lágrimas derramadas hace apenas un minuto y ese intento torpe de respirar por la boca sin que suene como el viento cuando sopla del norte me avisan de su cercanía.
Quiere que haga ese movimiento de cabeza para entrar corriendo y acurrucarse entre mis brazos, entre los cojines y las mantas, pero no puedo permitírselo, hoy no.
— Rose,— me giro y veo como su pie izquierdo retrocede de manera instintiva echando todo su cuerpo hacia atrás. Es solo un instante pero para mí es más que suficiente. A veces olvido que Daniè es humana y que en algunas ocasiones doy miedo.— tu padre quiere que estés allí cuando suceda.
Bajo los pies del sofá y, dejando la manta y el cojín, me acerco hasta la puerta. Daniè se queda delante de mi aunque desea salir corriendo. Desde que somos pequeñas tiene que luchar contra su instinto animal siempre que me ve manifestada.
Se aparta hacía la derecha y sin tocarla salgo al pasillo y continuo hacia la izquierda. Nadie recorre estos pasillos desde hace una semana, solo yo, y tampoco es que salga demasiado de mi habitación. Todo el servicio que queda son dos guardias apostados ante la puerta de la habitación real y Daniè, que duerme en la Casa de Huéspedes.

17 de octubre de 2014

Al acabar el trabajo para Fundamentos del Diseño Gráfico me he dado cuenta de varias cosas y mientras el archivo se guarda en el USB, mi música nueva se descarga y me viene a visitar Morfeo para acunarme en su manto os las voy a contar. Efectivamente, no tengo nada mejor que hacer.

La primera es que mi profesora y tutora se echara unas risas a costa de mi trabajo durante el fin de semana. Se podría decir que mi vena literaria siempre irrumpe cuando me toca redactar un trabajo y no puedo evitar, como no, ser algo irónica en la redacción. Aún no sé si es bueno o malo.

La segunda es que no se han ido los mosquitos. Lo sé, no tiene nada que ver, pero quería dejarle claro a mi tío Lucifer que se puede llevar a sus criaturitas, que no me han picado en todo el verano y van a picarme en Octubre. No Septiembre no, ¡Octubre!

La tercera cosa de la que me he dado cuenta es que puedo tener un suspenso catedrático sin ni siquiera haberlo entregado aún. Sí, un suspenso tan grande como la catedral de Santiago de Compostela. Puede que precisamente por esa manera de redactar que no creo que ningún otro compañero tenga, algo más familiar y literaria en vez de tan estricta y seria, me planten un cuatro o menos todavía, quien sabe.

De la misma manera, de la última cosa que me he dado cuenta es de que, al igual que tengo un suspenso descomunal, puedo tener un sobresaliente de mismo tamaño.

Veo la vida del estudiante universitario en la carrera de arte, en la mía concretamente, tan alternativa, dinámica y enérgica que a veces es difícil saber por que puerta saldrá el profesor. 
Esperemos por mi salud que esta vena literaria me de puntos a favor y no en contra.

15 de octubre de 2014


                                    


Rómpeme. Ven y rómpeme. Lo necesito.
Quiero sentir tus manos agarrando cada uno de mis puntos débiles, separando los huesos, estirando la piel. Quiero esas líneas rojas que significan el paso de tus uñas por mi espalda.

Puedo admitir que eres mi debilidad, que fuiste mi debilidad,
que me quitas el sueño, que me quitaste el sueño.

Porque ya no es así, y por eso quiero que vengas y me rompas, porque no creo que nadie se merezca ese privilegio tanto como tú. El privilegio de destruirme, de desmontarme pieza a pieza de manera dulce, concisa y lenta. Y si, seria dulce aunque suene a locura, porque serían tus manos las que rozarían todas mis curvas y esquinas, todos los poros de mi piel. 
Tienes que ser tú, no puede ser nadie mas. Y si no te atrevieras, me quedare así, descompuesta, caótica y rota, siendo un ser incompleto en su totalidad. 
Y te he escogido a ti porque sé que nunca mas te acercaras a mi, que nunca me rozaras como antes y mi deseo de descomponerme se funde con el deseo de sentirte una última  vez.







Yací entre tus pétalos, me quedé dormida en el mismo centro de ti, donde escondías la cerradura de tu pétreo corazón. 
Me duche en el rocío de tus amaneceres, en la lluvia escondida de tus esquinas. Me senté a esperar verte florecer, a ver como la pálida textura de tu aterciopelada piel se abría al rozarla los rayos del sol. 
Hablé con tus espinas, en esas noches tan largas que ni la luna se quedaba para escucharnos. 
Bajé hasta tus raíces y hundí los pies en la tierra, junto a ellas, para que se enredaran en mí y buscaran algo, lo que fuera, que mi efímera existencia pudiera dejar a tu largo, complicado, retorcido y espinoso crecimiento. 
Y cuando ví todo aquello que conformaba tu ser, abandoné la comodidad de tu refugio, el que por tanto tiempo me diste entre tus pétalos, y me acune en la curva de tus espinas.
Y ahí sigo, esperando el día que la persona que te encuentre te tome con delicadeza, y si así no fuera, llagas abriré en su piel.

14 de octubre de 2014





Quizás solo caminé entre las ramas caídas, entre los pedazos de lo que en algún momento, hace mucho tiempo, fui. Evolucioné de manera asimétrica, desordenada, caótica.
Y en algún momento de esa evolución me alié con la Muerte; con la dulce voz del descanso eterno, con la tranquilidad del silencio más absoluto. Encontré en la oscuridad el refugio para el alma herida.
Y cantó para mí, y sonaron las teclas rotas del piano, y las cuerdas deshilachadas del desgastado violín.
Me enseñó todos los caminos entre la vida y la muerte, y prendió en mi mano la luz de la eternidad.
 
—Recórrelos con total libertad. — me dijo.
Y así hice.

13 de octubre de 2014




Déjame amarte. 
Déjame mostrarte cada diminuto detalle de tu ser que te hace perfecta, y enseñarte que cada una de tus virtudes y cada uno de tus defectos hacen que la travesía entre la vida y la muerte sea algo más que una mera transición.
Déjame mostrarte la textura de tu piel. Te enseñaré el recorrido entre los lunares, por el cuello, siguiendo el recorrido de tus hombros. Me quedare rondando, recorriendo, atravesando todos los puentes y valles que tenga.
Deja que me enamore de tus líneas, de tus curvas, de todos tus enganches.
Déjame recostarme en el hueco de tu cadera, agarrarme al vacío de tus clavículas, acomodar mis pensamientos entre tus costillas. Déjame crear una carretera en la curva de tu silueta.

Tan solo déjame, y quizás te amaras como te amo yo.

12 de octubre de 2014

Cerradura








  "Cerradura. Cerradura de carne y hueso, jaula natural. 
                  A color, en blanco y negro, cerradura igual."

Opuestos




Y hay lugares que encierran silencios.
Silencios que encogen el alma, que oscurecen el negro de tus ojos.
Silencios que hacen daño, que atormentan mis oídos y desgarran mi interior.
Y sí, son solo silencios.

Y hay lugares que encierran gritos.
Gritos mudos, que nadie los oye.
Gritos que se proclaman ganadores ante el viento.
Y sí, son solo gritos.

Gritos que rompen ese silencio.
Silencios que acallan esos gritos.







"Hay cosas que es imposible dejar atrás;
no pertenecen al pasado, te pertenecen a ti."


— La Quinta Ola.





"Un día voy a escribir todo lo que siento.
Y vas a leerlo y a preguntarte si se trata de ti.
Y probablemente sí.
Y posiblemente ya no."

Carezco de identidad, de características esenciales y accidentales que conformen, primero mi mente, y luego mi cuerpo. Ya no existo. Y aun así creo.

Y quiero creer que algún día volverás, es patético, ya lo sé. Creer que estarás ahí si te necesito, que tendré a alguien para susurrar lo que soy, lo que fui y lo que seré. Que algún existirás, que me darás una identidad. Que tiraras fuerte de mí y me harás olvidar que son las tinieblas, que es la oscuridad, que es caer, y que es el dolor. Que lucharas para mantenerme a salvo.

Y algún día, quizás contigo o sin ti, pueda estar completa. Porque no seré tuya ni tu mía, pero mi vida sera mejor contigo que sin ti. Quizás algún día entienda que fui alguien antes de que aparecieras tú, y que seré alguien, que soy alguien, aunque tú no estés. Creo que para ese día aún queda mucho.

Algún día tropezaras con un recuerdo mío, con un pedazo de lo que soy. 

Y quizás no valga para nada, ¿sabes?, pero en estos días, cuando no me gusta como late mi corazón, todo lo que pienso, todo lo que soy capaz de crear, lleva el trasfondo de un corazón roto.



11 de octubre de 2014

Recordar


Hoy he abierto la caja de los recuerdos.

Un corazón de barro que nunca entregue, los planos de un monopatín volador y unas gafas de espía que contuvieran una pantalla de ordenador en las lentes que diseñe un día que me sentía ingeniera. Hace unos meses Google saco sus GoogleGlasses... creo que se filtro la información por alguna parte.
Cartas, montones de cartas. Cartas con mi mejor amiga Momo. Cartas de juramentos para siempre no cumplidos. Nuestros problemas, dudas, amores fallidos y corazones rotos hechos tinta en un papel.
La firma de mi amiga "La Futura Cantante", la llave de mi primer diario que yace en algún lugar del océano Cantábrico, quizás ya deshecho e ilegible.

Tardes en bici y días rebeldes metidas en una bolsa de pañuelos con forma de tapones. Si, tapones. Tapones de las ruedas de coches deportivos con símbolos y formas raras. Ese par de tapones azul plateado que guardaste con cariño y ahora que los ves piensas en esa persona a la que le gustarán.
Una carta escrita al amor de mi vida que no envíe y no quemo porque ahí reside todo mi ser.
Un taco de fotos de la serie que me volvía loca por entonces (Ángel o Demonio) cuando emitían en Tele5.

Esa pulsera que compramos a medias dividida en Yhin y Yhang. Un juramento silencioso de que serias mi compañera. Éramos totalmente opuestos y eso era lo bueno. ¿Qué gracia tenía si éramos iguales? Cuando nuestros temas de conversación se acabaron empezamos a separarnos y la distancia fue abismal para mí. Ahora maldigo el día que desee que estuvieras conmigo en clase. En un arranque de extrema gilipollez salte. Salte para alcanzarte y compartir contigo lo que en un principio teníamos. Caí. En algún punto de esa caída me di cuenta de que no éramos nada y arroje todo lo que significabas para mi al abismo que me engullía. Si iba a caer hasta el infierno que primero llegaran todas tus traiciones antes que yo.

Desde ese día han ido cayendo más recuerdos, la mayoría dolorosos o, si no llegaron a ser dolorosos en su momento, ahora duelen. Duelen al preguntarte, ¿qué salió mal? ¿Fue culpa mía? ¿Tan malo era querer tener algo para mí? ¿Tan malo era querer ser feliz?

Supongo que sí, que era malo. Dicen que ni en un día se olvida ni en dos te enamoras y si eso sucediera, jamás habrías amado y jamás te enamoraras, conservaras el estado de capricho constante y cuando te canses de algo y deje de serte útil pasaras al siguiente engañándote, asegurándote que este será el definitivo.

Ahora esa mitad está al fondo de mi caja donde custodio todo aquello que anhelo y algún día fue importante para mí. Le encontré un lugar junto a las promesas rotas y los posits que otorgaban falsas esperanzas pegados en un despiste a la pantalla de mi ordenador. Esos mensajes de "Te quiero" que me juraste nunca cesarían. Todo se acaba, y es infantil e inmaduro creer que no será así.

Y ahora tú te fuiste por la derecha, yo por la izquierda, pero yo tengo algo en cuenta que a tu vista, posiblemente, haya pasado desapercibido; el mundo es redondo.




10 de octubre de 2014




¿Alguna vez habéis sentido que os falta el aire? 
Sin motivo aparente te ahogas, no consigues que el aire entre en tus pulmones y si entra algo dentro de ti, se extingue antes de llegar a la sangre y te sientes cada vez más débil, y mas pesado, mas alejado de la vida terrenal. 
Sientes poco a poco que tu cuerpo abandona la tierra y te quedas flotando sobre el abismo pendiente de Dios sabe quien, te suelte y deje que tu alma y con ella tu cuerpo, caigan hacia el negro que te engulle lentamente, sin piedad ni remordimientos.
Hay días que esperas la muerte aun sabiendo que tardaras en morirte.

9 de octubre de 2014



Se consumió lentamente, poco a poco. 
Dejo que la muerte y la vida se echaran a cara o cruz su alma y su cuerpo manteniéndose en un constante empate, haciéndola sufrir, pero aún viva. 
Cuando alguien le dijo "Has cambiado", ella pensó "¿He cambiado o me habéis cambiado?" Morfeo ya no cortaba sus noches eternas, y lentamente se dio cuenta que jamás volvería. Así encontró el lugar donde respirar quema los pulmones, donde el cuerpo es pesado y moverse duele, donde la piel se cuartea y las cicatrices viejas se abren.
Se dejo destruir sin ser capaz de levantarse de tantas patadas y zancadillas. No fue capaz de deshacerse de tantas cuerdas atadas a los tobillos, de tantas cadenas abrazando su cuerpo y tirando de él hacia la inmensidad del abismo y lentamente se volvió más callada, sus noches más largas, sus heridas más grandes, sus mangas más largas, sus comidas más pequeñas. Se volvió más delgada, su piel más pálida, su música más alta, y nadie lo noto.