15 de octubre de 2015

Poesía






Las palabras no esperan al cerebro
igual que los sentimientos no esperan al corazón ni a la razón.


La palabra poesía se puede escribir en muchas partes, se puede encontrar en muchas otras.

Poesía se encuentra en la mirada que no ves,
en el beso que no te dan,
en el abrazo que nunca llega,
en el olvido del que no te das cuenta,
en el recuerdo que no sabes que existe,
en las sonrisas que nunca te sacan,
en los orgasmos que nunca gritas,
en el cuerpo que nunca tocas.

Poesía es una noche de otoño con un libro,
una noche de invierno con un chocolate,
una noche de verano en la playa hasta el amanecer,
una noche de primavera donde nadie nos encuentre.

Poesía es donde estés tú,
donde encuentre tu sonrisa,
tus pensamientos locos,
tus ideas descabelladas,
tus escapadas a Dios sabe donde.

Poesía eres tú,
conmigo o sin mi.





12 de octubre de 2015

Sonrisas de sangre




Dicen que conocer la sonrisa de una mujer es importante,
que te hablará de sus sueños y, con suerte,
te dará el secreto para enamorarla si dicha sonrisa alcanza sus ojos.

Cuando te acercas a las esquinas puntiagudas de un corazón,
el corazón sangra y te aparta rencoroso.
Cuando te acercas a las esquinas puntiagudas de un corazón,
si él no sangra, ella sonreirá.
Y créeme cuando te digo qué, quizás, sea esa sonrisa la que más te enseña.

Te enseña que ha perdido,
que añora,
que necesita,
y cuál es ese deseo que ni se atreve a formular.

Te enseña el nombre de cada uno de los demonios que comparten su cama
y cada una de las razones por las que tiene demonios.

Esas sonrisas te muestran los agujeros negros de un alma viva,
pero debes rozar esquinas y verla sangrar para alcanzarlas.




10 de octubre de 2015

Middle





Rota, inconexa e incompleta. 
Desmembrada, quemada, arrasada. 
Descolorida, inservible, desechable. 

Era así hasta que llego ella;
hasta que la mitad de sus pensamientos le pertenecían también a esa sonrisa a medias que le salía cuando hablaban. 
Era así hasta que comenzaron a compartir el pasado. 






Y quedó partida a la mitad, 
y empezaron a compartir los secretos de las sonrisas falsas que los demás creían, 
y siguieron por mostrarse una sonrisa de verdad,
y acabaron la una perdida en la otra.




9 de octubre de 2015

No, pero siempre contigo




—¿Y quieres decirle algo a ese imposible tuyo?— me dijiste. 
—Sí



no quiero pasar mis noches contigo, 
no quiero vivir despertares junto a ti. 

No quiero recorrer todo tu cuerpo cada atardecer, ni colarme entre tus piernas mientras centras tu mente en ese libro grueso y aburrido que tienes que estudiar para el examen de mañana. 
No quiero orgasmos sobre la mesa del salón porque llegues de la Universidad o del trabajo con la sonrisa retorcida que pocas veces he visto. 

No quiero sonrisas ni reverberaciones que salgan de tu garganta cuando haga manifiesto el título de clown que cuelga en el pasillo de la que posiblemente nunca sea nuestra casa. 
No quiero que un cariño o un pequeña se convierta en el pilar de mi felicidad durante el tiempo que paso alejada de tu piel. 

No quiero necesitar tu voz para dormir ni tus manos recorriendo mi espalda. 
No quiero sentir tus labios sobre los míos porque sí, porque te apetece. 
No te quiero. 



 No, pero siempre contigo.



6 de octubre de 2015

Dime, chica sin corazón...




He pensado en escribir esto para ti y solo para ti, en formularte las preguntas una a una y esperar todas las respuestas aún sabiendo la cantidad de negativas y falsos positivos que puede haber pero, ¿sabes qué?, prefiero no hacerlo. 
Prefiero no hacerlo porque sé que dolerá, que quemara por dentro hasta el día que vuelva a verte y pueda reducir a 0 los kilómetros y el tiempo que nos separa con un único beso. 
Prefiero no hacerlo porque sé que encontraré esa verdad a medias, esa respuesta vaga o inocente que logrará hacer que mi cabeza entienda que la historia sigue, que para mi no tiene fin. 

Ésta es mi historia; he vivido en ella desde que mi corazón despertó de su letargo con el primer amanecer de mi adolescencia, desde que los golpes se hicieron grietas, las grietas brechas y las brechas llagas. 
He vivido con ello desde que cayó la primera lágrima y viviré con ello hasta que caiga la última; 
así que dime tú, chica sin corazón, si el cuento del corazón roto tiene final.