10 de septiembre de 2015

Dejé




Te he nombrado de tantas maneras que ya no recuerdo tu nombre, 
ese que me daba plena posesión de ti.





Vivimos demasiado juntas deseando estar separadas, quizás ese sea el problema, el deseo de cortar un lazo invisible e inexistente que tira de nosotras como un niño ansioso por ver a sus padres unidos. Quizás el problema esté en mi, en mis cambios repentinos de humor, en mis idas y venidas, en las pocas ganas de tenerte cerca, en la necesidad de ti, en mis contradicciones, en todas las rupturas que no he tenido, en todos los fragmentos que no han caído, en todas las grietas que se han quedado en eso, en grietas.
No me has dado verdaderos motivos para quedarme, para sonreír, para seguir fingiendo que no pasa, que no va a pasar nada. Pero el niño caprichoso sigue tirando de nosotras, haciendo que nuestros dedos se rocen, que retumbe en las venas el eco del último beso. No quiero, dejé de querer, de quererte. Dejé.
Ahora solo quiero ser uno y no tres, unirme con esas dos partes que llevan mi vida, dejar de actuar por separado, dejar de levantarme hecha jirones de trapo. 

Solo soy eso, una muñeca de trapo.




2 comentarios:

  1. Qué triste y qué bien escribes. Transmites mucho en tan pocas líneas ^^
    Besitos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra que te guste Irene, espero verte más por aquí :-)

      Eliminar