9 de octubre de 2015

No, pero siempre contigo




—¿Y quieres decirle algo a ese imposible tuyo?— me dijiste. 
—Sí



no quiero pasar mis noches contigo, 
no quiero vivir despertares junto a ti. 

No quiero recorrer todo tu cuerpo cada atardecer, ni colarme entre tus piernas mientras centras tu mente en ese libro grueso y aburrido que tienes que estudiar para el examen de mañana. 
No quiero orgasmos sobre la mesa del salón porque llegues de la Universidad o del trabajo con la sonrisa retorcida que pocas veces he visto. 

No quiero sonrisas ni reverberaciones que salgan de tu garganta cuando haga manifiesto el título de clown que cuelga en el pasillo de la que posiblemente nunca sea nuestra casa. 
No quiero que un cariño o un pequeña se convierta en el pilar de mi felicidad durante el tiempo que paso alejada de tu piel. 

No quiero necesitar tu voz para dormir ni tus manos recorriendo mi espalda. 
No quiero sentir tus labios sobre los míos porque sí, porque te apetece. 
No te quiero. 



 No, pero siempre contigo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario