9 de enero de 2016

A 800km




Lo admito, me jode.

Me jode las noches y los días,
el sueño y los despertares.
Me jode que no estés aquí.

Me jode saber que no estás,
que hay kilómetros que nos separan,
que mi nombre no es el único en la baraja.

Me jode que mi nombre no sea el único en la baraja,
y nunca te lo diré, porque no tengo derecho,
porque no me debes nada.
Yo te lo debo todo.

Me jode saber que quizás sea la última noche,
la última noche que te quedes hablando conmigo,
la última noche que tengamos para nosotras.

Me jode que pueda ser el último día,
las últimas horas antes de que alguien
pueda nombrarte lo que yo no puedo,
pueda presumir de lo que yo no presumo,
de lo que no tengo razón para presumir.

Muchos dirán que puedo, que debo,
que es cuestión de decisión y no de opción.
Dirán que vale más la voluntad que la distancia.




Como se equivocan.



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