17 de junio de 2015

Roto




¿Alguna habéis saboreado la frustración? 
Una frustración tan sumamente fuerte que se torna enfado, 
enfado que se torna indiferencia,
indiferencia que deja ver que algo dentro de ti no va bien. 

Era un sonido excesivamente melifluo, y descubrirlo por mi misma, en directo, no cambio mi idea.
Era sencillamente sobrecogedor. Era algo, alguien, tan exageradamente delicado que creí ser capaz de romperlo si apretaba con más fuerza sus hombros desnudos a la luz de la luna aquel sábado por la noche. No sabía que iba a pasar o más bien, sí sabía lo que iba a pasar, pero no sabía como.
Pasó, obviamente, pasó entre notas de música y acordes de do, mi y sol. Pasó veces, todas las que pudimos entre chupito y cigarro. 
Y ahora estoy enfadada, quemada por dentro. 

Me arde la garganta con ganas de gritar, 
arde el corazón con ganas de huir, 
arden los ojos ansiados de llorar 
y arde tu recuerdo necesitado de vivir.









No hay comentarios:

Publicar un comentario