2 de agosto de 2014




Giro por mil rincones, me muevo adelante y atrás por corredores siniestros, lugares escondidos. Encuentro plazas vacías, calles sin final, lugares en blanco. Levantó el cemento buscando la entrada a ti.
Abro los armarios en busca de la llave, la que abre las puertas, la que doblega a las cerraduras de tu corazón herido. Alma encarcelada en busca del aire, falta de oxígeno, deseosa de libertad. Caballero de corcel blanco, armado y valeroso, héroe de tu silencio.
¿Alguna vez estuvo encerrada?, ¿tuviste los cerrojos?, ¿valía de algo la llave?.

No, no me cerré, mi alma siempre estuvo expuesta.
No busques maneras de entrar, giros, escondrijos, puertas secretas a mi centro. Una recta es todo lo que necesitas. No es complicado, enrevesado ni difícil, las puertas al alma nunca existieron.

Te afanaste en buscar caminos perdidos, hallaste lugares en blando, callejones sin salida, estrechos pasos sólo para entrar en mi, para conocer mi corazón. Perdiste tiempo, ahora no te queda, y sentado a las puertas de mi alma piensas cómo es el amor; y al borde de perecer te das cuenta, dejas de ver las puertas, dejas de ver las cerraduras, pero ya no te queda tiempo y en tu último suspiro, un hilo de cordura;


"...el camino para el amor es una línea recta, un camino ancho y gustoso de recorrer".



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